Frente a los demás cereales, aunque el arroz fuese sometido a manipulaciones para su cultivo, tiene la peculiaridad de que siempre tiende a volver a su forma inicial, así que el arroz moderno es muy parecido a su ancestro de la Prehistoria.
Esta característica del arroz permite a las enzimas y mucinas intestinales asimilarlo sin problemas. Las mucinas son compuestos que forman la mucosidad que recubre el intestino.
No tiene gluten, siendo ésta una proteína derivada del trigo y también de otros cereales que, cocida, tiende a adherirse a las paredes intestinales pudiendo crear intolerancias.
El arroz es rico en vitaminas del grupo B y E, no tiene grasas y su fibra vegetal tiene la propiedad de impedir la absorción de los ácidos biliares, que son precursores del colesterol.
Además tiene la peculiaridad de que al ser combinado en el menú, en los guisos, con otra legumbre como las lentejas o la soja proporciona proteína completa y de alta calidad.
Como sabemos, el arroz está indicado cuando se sufren trastornos digestivos, también alergias alimentarias; o alteraciones metabólicas como pueden ser el colesterol, la diabetes; y alteraciones del sistema nervioso como pueden ser la ansiedad o la fatiga.
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